El Servidor Público: la persona. (DESMITIFICANDO EL SECTOR PÚBLICO PERUANO)

La facilidad a la que hemos llegado, como sociedad, para ver en todo dos lados opuestos, dos lados en conflicto que no pueden dialogar es preocupante. De esto se derivan una serie de comparaciones muchas veces injustas y otras tantas absurdas, comparaciones que no son la crítica constructiva o la explicación de estructuras imitables, sino que son el refuerzo de paradigmas dañinos que no nos dejan desmitificar ideas con poco fundamento. Ideas que no nos dejan avanzar.

Y vamos a partir por lo más importante (con cargo a tener más escritos sobre lo mismo con otros elementos): LAS PERSONAS, el Servidor Público.

El sector privado y el sector público funcionan porque son las personas las que hacen que las cosas sucedan, la automatización de los procesos ayudan en los ratios de productividad. Son las personas desde diferentes puestos y especialidades las que toman decisiones, las que analizan y resuelven problemas. En ambos mundos son el centro de lo que sucede y del cómo sucede.
Pero trabajan con diferentes reglas; en lo privado puedes hacer todo lo que la ley no te prohíba, en lo público puedes hacer todo lo que la ley te dice que puedes hacer. ¿Se dan cuenta de la sutil pero enorme diferencia?

Mito 1: ‘La gente que trabaja en el Estado son unos burócratas ineptos, comechados y en el mejor de los casos son solo vagos’

Con esta idea bien instalada en la mente salen expresiones como: ‘Mañana es feriado para esos vagos que jamás trabajan (referencia el servidor público), los que les paramos la olla si tenemos que chambear’. Y en esto hay una serie de inexactitudes, que solo nos aleja de entender al Estado, si no que nos pone un filtro por demás sesgado e hiriente.

La ineficiencia en muchos sectores estatales, las demandas parcialmente atendidas de la ciudadanía, el manto de corrupción que golpea a la mayoría de las instituciones son muestras directas de la labor del Estado; porqué vamos, es más fácil resaltar lo malo que lo bueno, y no es cegarnos a la realidad, locos tendríamos que ser para decir que lo descrito es mentira, es verdad y urge cambiarla, pero NO todos son así, de hecho hay un gran grupo de servidores y funcionarios públicos que no son así.

La burocracia se entiende en el país de manera peyorativa, como aquellos procesos engorrosos, tiempos de atención lentos y papeleo innecesario; cuando la burocracia es la organización a través de la división de responsabilidades, funciones, centralizada y descentralizadamente.

Comechados, corruptos y criollazos vivos, hay y varios, los que le sacan la vuelta a la ley o te dan la vía rápida para solucionar tu problemita. Son conocidos y poco a poco van cayendo, pero no solo es la exposición del acto sino también se requiere el fortalecimiento del proceso, de la autoestima del servidor público y de un control lógico y con discreción (no de un control marcial a rajatabla).

Vagos, si claro que los hay (si no trabajas en lo público, haz una pausa y lista a 5 compañeros de trabajo que son vagos, ¿se te hizo difícil identificarlos? Creo que no. Desde que el mundo es mundo siempre vamos a lidiar con personas que buscan hacer el menor esfuerzo, con quienes se libran de responsabilidades o nunca se las juegan. La visibilidad de las responsabilidades (trazabilidad) puede ser un punto de inicio para ir limpiando lo público de estos elementos nocivos.

El servidor público no te hace un favor al atenderte, el servidor público no es un señor mayor que no entiende de necesidades o de rapidez, el servidor público no es alguien inútil o con poca formación. El servidor público necesita revalorar su labor, necesita mejores condiciones, mejores procesos, mejores sueldos y sobretodo mejores líderes. De esas pocas luces que hay en el sector público, luces que van teniendo buenas prácticas (algunas reconocidas y otras que pasan desapercibidas).
El servidor público es alguien que cree que el Estado debe dar servicios de calidad, alguien que conoce de los procesos y normativas para hacer que las cosas sucedan (y créanme no es un juego de niños, no son las reglas para jugar Monopolio, son un sistema enredado de formatos, normativas, casuística, opiniones y riesgos)

Así que la próxima que se te ocurra menospreciar el servicio público por las noticias de funcionarios corruptos, detente un momento porque la institucionalidad también se construye con tu aporte, se construye con tus ganas de destruir el mito, tu apuesta de confianza en que ese servidor público, esa persona es capaz de buenas prácticas, de buenas maneras y de lograr cambios. Así como tú.

Del lado estatal hay una agenda pendiente de mejora interna, y a través de la Política Nacional de Modernización de la Gestión Pública[1], de SERVIR[2] y otras normativas de los sectores cada vez que más claro lo que necesitamos. Ningún cambio es fácil o rápido, nuestro problema en lo público es el liderazgo con decisión y un órgano de control que acompañe neutralmente pero con criterio la labor.





[2] Ley 30557, busca instalar la meritocracia, los mejores sueldos; en sí una mejor gestión de los sistemas de Recursos Humanos en el Sector Público.

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